Hoy en día la congelación de embriones es una técnica rutinaria de
cualquier Laboratorio de Fecundación in Vitro. Des de 1983 que tuvo lugar el
primer nacimiento a partir de embriones congelados, son muchos los niños y
niñas nacidas gracias a esta técnica.
La congelación de embriones sobrantes de un ciclo de FIV permite el almacenaje de estos embriones
hasta su posterior descongelación y transferencia.
El principal problema a evitar durante el proceso de congelación de los
embriones es la formación de cristales de hielo intracelulares que puedan
romper la célula y por lo tanto dañar al embrión. Los medios de cultivo
utilizados para la congelación/vitrificación de los embriones presentan
cantidades suficientes de crioprotectores celulares para evitar la formación de
hielo y así asegurar la viabilidad del embrión.
Una vez congelados, los embriones se almacenan en tanques sumergidos en
nitrógeno líquido y pueden mantenerse así durante años sin que su viabilidad se
vea afectada. Así pues, la experiencia nos indica que los embriones congelados
procedentes de un ciclo de FIV pueden seguir estándolo y dar lugar
posteriormente a niños nacidos sanos.
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